Aquí hay tres estrategias que puedes empezar a utilizar hoy para poner el dolor detrás de ti y no hacer del pasado tu presente.
Equilibrio de pensamientos:
Con frecuencia se traen pensamientos del pasado al ahora, y si bien no podemos renegar de lo que ha sucedido en nuestra vida, sí podemos decidir con qué frecuencia permitimos que el pasado venga a visitarnos.
Es importante, poder observar los pensamientos y emociones de forma más distanciada. Reescribir nuestra historia y no permitir que nuestro pasado defina tu hoy, pues haciéndolo de este modo sólo estarás limitando lo que podrías ser.
Concéntrate en las fortalezas que has desarrollado y las lecciones aprendidas:
Mirar el pasado como una etapa de aprendizaje, hará que le des sentido a lo vivido y desde ahí te enfoques en el presente y te abras al futuro de manera confiada. Tener la capacidad de recordar lo pasado y mirarlo desde el crecimiento personal, te permite dejar de sentirte victima ante lo sucedido y sentirte orgulloso de ti mismo.
Lograr ver la luz en todo es sabiduría.
No permitir que el pasado te inmovilice:
Muchas personas caen en decir que “no pueden” hacer cientos de cosas por el dolor, la rabia, la inseguridad o la impotencia que arrastran a partir de haber vivido una etapa complicada o inclusive traumática.
Cuando estamos atados de ese modo es porque aún no decidimos levantar cabeza y hacernos consciente de que aquello ya pasó y que la vida nos ofrece múltiples opciones para ponernos de pie, volver a confiar y ser feliz. ¿Este es tu caso? Entonces trabaja para que las emociones negativas no guíen tu vida y te corten las alas para seguir soñando, que aún queda mucha vida por delante y tú decides como vivir lo que te resta, consciente de que no puedes cambiar lo que ya pasó.