- Tienes dificultades para reconocer o creer en tu valor.
- Aceptas que otros te traten mal.
- Te esfuerzas por demostrar cuánto vales a los demás y obtener aceptación o reconocimiento, ya que te sientes menos o no apreciado.
- Tratas de controlar todo o a todos para intentar sentirte seguro o estable.
- Minimizas o niegas tus propias necesidades por miedo a ser egoísta o demandante.
- Eres propenso a caer en la desesperación, ya que, te llenas de pensamientos pesimistas que pronostican fracaso, abandono o traición.
- Revives constantemente dolores del pasado que te desmotivan, frustran o entristecen.
- Te pillas en más de una ocasión auto saboteándote, lo que te genera vergüenza, culpa o autocrítica.
- Rompes las promesas que te has hecho a ti mismo.
- Te resulta difícil mantener hasta el final lo que inicias.